La sociedad moderna, tecnologizada e interconectada en que vivimos ha traído grandes y acelerados cambios. También abrió procesos dinámicos de caducidad y debilitamiento de valores. Algunas veces, padres, escuelas y maestros están pendientes de realizar una responsable y honesta tarea, invitando a los jóvenes a analizar esos elementos y las quiebras de ellos. Ahí es común que digan: "Esos que llaman valores, en los que se formaron, no son los nuestros. Ya no sirven". Esto es real y evidente, puesto que cambian con las sociedades, condiciones y nuevos tiempos.
Algunos profesores y padres de familia, especialmente los que tienen una vivencia analítica, perceptiva y abierta a los nuevos tiempos, están de acuerdo con ellos. Pero solo en parte, pues reconocen que cada momento y generación tienen y crean "sus" propios y específicos valores. Sin embargo, están en desacuerdo en considerar que sean "todos" los que han caducado, que ya no rijan y que enseñarlos sea un arcaísmo y una inutilidad.
Ponerlos en la cesta de la obsolescencia y considerar que "todos" los valores ya "no sirven" ni son elementos e instrumentos útiles para tener una responsable conducta ciudadana, no corresponde a la realidad de la vida social. Esta es una postura destructora que, a pretexto de "ser actuales" y más modernos, aniquila estos importantes vehículos de la formación ciudadana, social y cívica de las nuevas generaciones.
Hay que saber diferenciar los valores PERMANENTES de los TRANSITORIOS. La juventud del presente están de acuerdo en que la libertad, el respeto al diferente, la tolerancia, honradez, solidaridad, decencia, honestidad, responsabilidad, etc. son importantes y transcendentales. Constituyen instrumentos válidos para cualquier persona y ciudadano del mundo.
Ante esto, hoy más que nunca es necesario y fundamental que el colectivo humano, padres de familia, escuelas, profesores y la ciudadanía toda aprenda, sepa educar, difunda y defienda los valores permanentes de la sociedad, la familia y los individuos.
Esto supone la tarea de todos de REINVENTARLOS y RECREARLOS como instrumentos y principios sólidos y constantes, para que el ciudadano de cualquier edad y situación económica, política, social y cultural, sepa que fueron creados por la acción colectiva de la humanidad para sustentarla, protegerla y defenderla.